
EN ENSALADAS.
Otra forma de comer las legumbres, poco habitual, es en ensaladas o aliños. Para hacerlos, se pueden usar las conservas de legumbres ya cocidas, que nos ahorrarían tiempo y bastaría con enjuagarlas y aliñarlas con otras verduras y atún o bacalao. De esta forma, sería más fácil aumentar su consumo, sobre todo en los meses de verano, en los que son menos apetecibles los guisos muy pesados y se apetecen más los aliños y las ensaladas.
MENOS HUMOS… Y MÁS HUMMUS.
En los últimos años, han aparecido en el mercado distintos preparados de hummus, que originariamente era una crema de garbanzos con sésamo y aceite de oliva, pero hoy día los hay incluso con verduras (remolacha, aceitunas) o con frutas (aguacate). También se pueden hacer con otras legumbres, como las lentejas o los altramuces.
Estos hummus se pueden usar en el desayuno, como alternativa a la mantequilla o a la margarina. Sería una buena opción, al introducir más veces en la semana legumbres y quitar grasas saturadas o grasas trans de nuestro día a día, aumentando con ello el consumo de grasas más saludables, de fibra y de proteínas.
Lo que no es recomendable es comerlo con “nachos” y otros productos ultraprocesados cargados de sal y de aditivos químicos. Es preferible tomarlo con pan integral o, si no queremos subir de peso, con hojas de endibia o de lechuga.
NUNCA CRUDAS.
Es bueno recordar que las legumbres no se deben comer nunca crudas, sino cocidas y a ser posible, en una olla exprés.
Todavía da más seguridad el hecho de que hayan sido remojadas durante unas 12 horas, con lo que suelen disminuir mucho, o casi desaparecer, las concentraciones de lectinas y oligosacáridos.
Firmado por: Julio B. Romero Redondo (El médico de Castilblanco).